¿Qué saber de los ataques de ansiedad?

ataques de ansiedad

La ansiedad es algo normal en el ser humano, sentirla en nuestras vidas es algo cotidiano, de hecho, es necesario y tiene su utilidad, ya que nos sirve para estar en funcionamiento y para llegar a un estado de activación diario.

Pero cuando esta ansiedad ya deja de cumplir este cometido, y se prolonga e intensifica, afecta a la percepción de la persona, a su estado físico y mental, y puede darse un ataque de ansiedad o un trastorno de ansiedad.

Un ataque de ansiedad puede ocurrir de forma aislada, una vez puntual, pero a veces se suele repetir. Si los ataques de ansiedad ocurren de forma constante, se puede hablar de un trastorno de ansiedad con manifestaciones recurrentes de ataques de pánico.

Los ataques de pánico, de ansiedad o de angustia, comparten prácticamente la misma sintomatología, y se definen de forma muy similar. Según los manuales especializados al respecto, si los ataques de pánico surgen de forma imprevista y recurrente, generando una preocupación excesiva en el periodo de un mes como mínimo, y no hay una explicación de tipo psicológica o médica, podemos estar ante un trastorno de pánico.

El trastorno de pánico suele aparecer entre los 20 y lo s24 años, aproximadamente, y como ocurre en la mayoría de los trastornos psicológicos, es más frecuente que se dé en las mujeres.

Aparecen sentimientos intensos de terror, pánico y angustia, de forma brusca y repentina, y a veces ocurre sin un peligro real a la vista. En cuestión del transcurso de unos minutos los síntomas se multiplican y se sienten de forma paralela, y la crisis alcanza su punto máximo.

¿Qué se siente en un ataque de ansiedad?

Lo normal que se siente en un ataque de ansiedad son palpitaciones, temblores, calambres, dolor en el pecho, náuseas, malestar, sudor, dificultad para respirar, sensación de falta de aire, mareos, escalofríos, calor, hormigueo, entumecimiento local y malestar abdominal.

El miedo ante una nueva crisis puede condicionar a la persona que lo sufre, evitando ciertas conductas y actividades para evitar que surja. Esta forma de querer evitar la aparición del problema dificulta la forma de enfrentarse a él, ya que se aprende una generalización de los síntomas a muchas de las situaciones cotidianas, y se pueden llegar a desarrollar otros trastornos secundarios de forma paralela, como por ejemplo ocurre en el trastorno de pánico con agorafobia.

Al sentir miedo, de forma inconsciente, empiezas a respirar más rápido, los latidos del corazón se aceleran y le estás transmitiendo al cuerpo tensión, la existencia de un peligro. El cuerpo va cambiando, tú lo notas, y se generan cada vez más síntomas representativos de la ansiedad. Es así como el círculo se pone en funcionamiento.

¿Qué hago ante un ataque ansiedad?

La evitación a estas sensaciones no resuelve el problema, ya que la persona evita su afrontamiento, y con eso solo consigue que surjan nuevos problemas y síntomas.

Los expertos recomiendan tratar cuanto antes los síntomas del primer ataque de pánico, ya que si no se hace es muy probable que se desarrolle una agorafobia.

Los psicólogos están muy bien formados en las diferentes técnicas cognitivas y conductuales, para poder tratar todos los síntomas y los pensamientos que contribuyen a que la ansiedad aumente. La terapia psicológica adecuada reduce tanto los síntomas como los pensamientos negativos asociados a estos síntomas, llegando incluso a eliminarlos con el tiempo, el trabajo y la interiorización de conductas.

La explicación acerca de que es lo que está ocurriendo en tu cuerpo ante los ataques de pánico, las técnicas, el afrontamiento, la prevención, la respiración, trabajar la relajación y la exposición con afrontamiento, debe estar personalizada para cada caso concreto para que el efecto sea óptimo.

La terapia cognitiva es imprescindible para que el paciente entienda lo que le ocurre y lo que sucede en su cuerpo. En ella se trata acerca de la identificación de los pensamientos y de cómo éstos alimentan la ansiedad.

La relajación y las técnicas de respiración ayudan a disminuir la excesiva activación de todos los órganos que se aceleran, tras un entrenamiento adecuado.

Las técnicas centradas en el comportamiento pueden hacer que la persona sea capaz de enfrentarse a las situaciones que le causan la ansiedad, y así no verse obligado a evitarlas.

Recomendaciones ante los ataques de ansiedad

Tras soportar un elevado nivel de estrés durante un tiempo, el cuerpo responde de esa forma, con la manifestación de esos síntomas, las sensaciones son reacciones corporales normales frente a la ansiedad, pero de forma muy intensa.

Las sensaciones que se sienten no son ni peligrosas ni perjudiciales, pero si son muy desagradables, debes de aprender a identificarlas y a controlarlas.

Las emociones que se sienten cuando por ejemplo el corazón se acelera, por citar alguno de los síntomas, son muy negativas e intensas, pero debes saber que el cuerpo solo está percibiendo un peligro no real, y con la modificación de pensamientos puedes indicarle que no hay peligro y que puede tranquilizarse, y con esto los síntomas empiezan a disminuir poco a poco.

Cuando notes los síntomas no los rechaces, transmíteles que sabes que están ahí y que no te molestan, sigue tu camino y no intentes taparlos bajo ningún concepto, debes intentar buscar una distracción y dejar de darle tanta importancia, esto unido a la proyección de pensamientos no catastrofistas, hará que notes como la intensidad de las emociones baja progresivamente.

El miedo a experimentar nuevas crisis puede hacer que algunas personas que hayan sentido los síntomas repetidas veces tiendan a volverse algo hipervigilantes con respecto a los cambios de su cuerpo, por el miedo percibido, y esta sensación de alarma te permite identificar los cambios.

La mayoría de las personas que han sufrido ataques de ansiedad alguna vez, se ha visto obligada a acudir a los servicios de urgencia de su centro de salud, allí le han podido proporcionar cierta información tranquilizadora, ya que seguramente ante estas sensaciones la primera idea que se viene a la mente es que vamos a morir y que tenemos un grave problema de salud. El cambio en algunas pautas cotidianas y hábitos, pueden llegar a hacer que no se vuelva a dar ningún ataque más.

La interpretación que se le da a la crisis, influye mucho en el número de veces que se puede llegar a repetir otra crisis. Si una persona es muy catastrofista sufre una crisis y piensa que por esa crisis ya está condenada a tener otras y no interioriza que puede llegar a controlar los síntomas con estrategias y técnicas que puede aprender, lo pasará peor que otra persona que está más abierta a la información que le den los profesionales y a sus consejos, y seguramente solo lleguen a padecer una crisis de forma aislada.

Al sentir los cambios corporales físicos, hay una conexión muy fuerte con las crisis anteriores pasadas, las emociones negativas intensas del pasado se reavivan ya que se ha establecido un aprendizaje de tipo asociativo muy desagradable.

Causas

La percepción de estímulos vistos como amenazantes por la persona hacen que se produzca miedo, y esa sensación de amenaza es la que provoca los cambios a nivel fisiológico, que llevan a las sensaciones corporales descritas cuando sobreviene un ataque de ansiedad.

Lo que la persona llega a pensar ante esta cascada de estímulos internos es que algo muy malo le puede ocurrir, y es normal, ya que son sensaciones muy desagradables, y esto provoca que la ansiedad siga aumentando, lo que confirma el razonamiento de la persona, ya que los síntomas van a más y la ansiedad se intensifica.

Es importante explicar a la persona que sufre estos ataques que los niveles de estos síntomas no siguen aumentando infinitamente y que se pueden manejar con un entrenamiento adecuado. La persona teme que todo lo que siente le lleve a desmayarse o a la muerte, la percepción de que los síntomas van a seguir aumentando hace que se sienta más miedo.

La ansiedad tiene un techo, y cuando llega a este punto máximo no puede subir más, así que no puede seguir aumentando como algunas personas creen. El miedo al desmayo es poco real, porque esas sensaciones son incompatibles con desmayarse, ya que fisiológicamente no puede ocurrir, porque se necesita que el cuerpo se encuentre en otro estado muy diferente para que ocurra un desmayo.

Los ataques de ansiedad finalizan cuando se restaura el equilibrio en el organismo pasados unos minutos de los síntomas, el cuerpo por sí solo realiza este trabajo, pero nosotros podemos ayudarle en este proceso con estrategias de control sobre nuestros pensamientos para poder afrontarlo de la forma más adecuada posible.

Ángeles Mérida Psicóloga

Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.