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¿Qué es la distimia?
La distimia es un trastorno psicológico que se encuentra dentro del espectro de los trastornos del estado de ánimo. Se asemeja mucho a los síntomas que aparecen en un trastorno depresivo, llegándose incluso a confundir a menudo con éste.
El trastorno distímico suele afectar más a las mujeres que a los hombres, por norma general. En ocasiones este trastorno puede subsistir con otros, de manera que puede encubrir los síntomas de otra enfermedad.
Las personas que sufren de distimia padecen el síntoma nuclear de tristeza y sufrimiento constante, un malestar emocional muy incómodo. Una de las características más importantes de esta enfermedad es la pérdida de interés por las actividades de la vida diaria, una baja autoestima y una pérdida de energía notable.
Diferencias entre trastorno depresivo y distimia
Un trastorno depresivo es una alteración emocional que provoca frecuentes sentimientos de tristeza de forma constante y un desinterés hacia actividades que gustaban y provocaban placer. Es un desequilibrio en los niveles normales de neurotransmisores cerebrales que afecta a todo el organismo.
Una distimia es una alteración afectiva, que afecta al estado de ánimo; se puede decir que es como una depresión pero menos intensa, y con una duración mayor, es decir más crónica. Se trata de una depresión más leve pero más alargada en el tiempo, sus síntomas son menos intensos pero más crónicos por afectar más a largo plazo.
La realidad es que las personas diagnosticadas de distimia experimentan a menudo depresión mayor. Se hace difícil poder distinguir entre una enfermedad y otra, incluso por los expertos.
Síntomas de la distimia
A pesar de que a nivel general, la distimia se caracteriza por síntomas más leves que la depresión pero más crónicos, cada persona puede manifestar diferencias con respecto a otras, aunque todas ellas compartan el mismo diagnóstico.
Los síntomas que caracterizan a la distimia son:
- ● Gran pérdida de interés por practicar actividades que antes interesaban o producían gratificación. Dejar de realizar tareas en las que se disfrutaba
- ● Ganas de llorar muy a menudo, tristeza y ansiedad
- ● Poca concentración, menor capacidad en la concentración en general
- ● Disminución en la energía vital
- ● Inquietud constante, irritabilidad y alteraciones emocionales
- ● Tendencia al aislamiento social
- ● Problemas en los ciclos de regulación del sueño, alimentación, higiene, etc.
- ● Diversos síntomas físicos de todo tipo, como por ejemplo dolor de cabeza, infecciones, molestias musculares y similares, entre otras
- ● Sentimientos de culpa, tristeza, pena, llanto incontrolable, etc.
- ● Pensamientos muy negativos acerca de la vida, el futuro y de uno mismo, sensación de vacío crónica y persistente
- ● Intentos de suicidio o pensamientos relacionados con el suicidio
Causas de la distimia
Las causas de la distimia son por lo general una suma de factores y variables. La combinación de factores biológicos, genéticos y sociales dan lugar a un resultado el cual se manifiesta en los síntomas del trastorno.
En muchos casos una experiencia traumática y dolorosa, puede contribuir a cultivar una tristeza, ansiedad y estrés tan intensos que desemboque en un trastorno distímico.
Son muchos los factores que pueden dan lugar a la distimia en una persona, los más comunes suelen ser: antecedentes familiares de trastornos psicológicos y/o psiquiátricos, abusos, desequilibrios neuronales y hormonales, estrés, adicciones, padecer sintomatología de otros trastornos mentales, baja autoestima, aislamiento, soledad, bajo apoyo social, etc.
¿Cómo se puede salir de la distimia? ¿Qué tratamiento hacer?
El equipo multidisciplinar correspondiente debe tratar el trastorno distímico desde las diferentes vertientes posibles, siendo el enfoque más adecuado para este tipo de enfermedades. Cada profesional interviene de manera concreta respectivamente en su campo.
El tratamiento indicado para la distimia engloba una parte psicológica y otra psicofarmacológica. Los fármacos correspondientes serán prescritos por los diferentes especialistas, y se ha de tener en cuenta todos los factores que pueden llegar a influir como son: la edad, el sexo, el contexto, los síntomas, el historial médico, etc.
La intervención debe incluir también una parte de psicoeducación para los convivientes, amigos y familiares más cercanos.
En lo referente a la parte de la medicación, se suelen emplear psicofármacos antidepresivos, ya que ayudan a controlar de forma óptima los rasgos depresivos. En ocasiones, si el resultado esperado no es del todo satisfactorio con estos, se puede emplear como línea de segunda opción de tratamiento los psicofármacos destinados a tratar el trastorno bipolar y la ciclotimia, reguladores del estado de ánimo y eficaces en los casos en los que los antidepresivos no funcionan.
El tratamiento psicológico contiene terapia individual, grupal, en pareja y familiar. Como en el resto de trastornos mentales, es importante explicar al paciente por qué le sucede eso, qué ocurre en su cuerpo cuando le ocurre, y como puede luchar contra ello. De la misma manera, ofrecer psicoeducación a sus familiares y a la pareja, ayudará a que sepan qué tipo de apoyo deben dar para ayudarlo, y como han de actuar ante situaciones difíciles.
En la terapia grupal, se trabaja la proyección de sentimientos y pensamientos, se exponen los diferentes síntomas, ya que el mismo diagnóstico de dos personas no implica que ambas tengan similitudes en las manifestaciones emocionales. La interacción con otros pacientes convivientes con el mismo problema ayuda a normalizar la montaña rusa tan intensa por la que estas personas pueden llegar a pasar.
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Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.