Establecer límites es bueno y positivo para todos, es una manera de protegernos y de preservar nuestra intimidad. Las personas sanas emocionalmente deberían saber medir muy bien lo que dan a otras personas, dependiendo de la relación o vínculo que tengan con ellas, y confían en su criterio para calcular esta medición.
Cuando no establecemos límites y permitimos que los demás invadan nuestra vida, perdemos la sensación de control sobre nuestra propia vida, dejando que otros decidan por nosotros, y se introduzcan por tanto en las decisiones que nos llevan a uno u otro camino.
Esta invasión puede darse físicamente y emocionalmente, en el trabajo, con la familia y amigos, con la pareja, etc., normalmente se da en todas las áreas de la persona, aunque puede ser que en algunas personas sólo se vea más acentuado en algún área concreta.
En ocasiones, las personas que llevan mucho tiempo en esta dinámica, suelen culpar a los demás, diciendo que son ellos los que se meten en su vida, que no deberían decir o hacer, etc., les cuesta reconocer que la obligación ética con ellos mismos es la de crear límites y preservar su espacio, y que hasta que no cambien eso, los demás seguirán entrometiéndose a su antojo.
Índice
¿Cómo saber si debes poner límites?
- ● Te cuesta mucho decir que no, por eso siempre tiendes a decir que sí, porque no puedes negarte a lo que los demás te piden o demandan, te sientes culpable si te niegas, y obligado de alguna manera a ceder ante esas peticiones, por miedo a las reacciones de dichas personas y a las consecuencias que puede tener decir no, y no te vez capaz de ello. Luego te sientes mal contigo mismo, porque en el fondo desearías haber podido decir: “no quiero”, “no puedo”, o “no me viene bien”.
- ● Dejas que los demás no te respeten, en muchos aspectos, por ejemplo siempre contestas al teléfono cuando te llaman aunque estés descansando u ocupado, invaden tu espacio personal y tu casa, influyen en todas tus decisiones, etc.
- ● Permites que tomen decisiones por ti. A veces es bueno pedir consejo ante decisiones importantes a las que nos tenemos que enfrentar, y tener otros puntos de vista nos puede ayudar, pero si lo hacemos con la idea de que los demás nos den una respuesta que nosotros no deseamos escoger, la cosa ya no es buena, porque estamos dejando en manos de otras personas decisiones personales nuestras.
- ● Te mantienes cerca de personas que manipulan y te hacen creer que debes continuar dejando que los demás hablen y piensen por ti, es decir, fomentan esa dificultad que posees para manejar tu vida y apenas reconocen el valor que tienes, por lo que te tratan de una manera poco justa.
¿Es aconsejable establecer límites?
Existen varios motivos por los que es bueno establecer límites con las personas que nos rodean. Dependiendo de la relación que mantenemos con dichas personas, los límites van cambiando. Por ejemplo, no tratamos igual a un compañero de trabajo que a nuestro hermano, o a un amigo íntimo con el que hemos tenido relación desde la infancia que a un conocido al que vemos muy eventualmente.
En el fondo, una de las cosas que ocurre muy a menudo con este tipo de conductas, es que no queremos responsabilizarnos de nuestras decisiones y de las consecuencias que éstas pueden tener, y mientras sean otros los que deciden por nosotros, la culpa siempre recaerá en ellos, dejándonos libre de ese peso, si las consecuencias que traen esa toma de decisiones son negativas.
¿Por qué poner límites?
Gracias a establecer límites podemos defender nuestro espacio personal y nuestra intimidad. Cuando hablamos de límites, hacemos referencia tanto a nivel físico como emocional, ambos van conectados. Podemos alejarnos de personas que no nos hacen bien así como mantener solamente aquellas relaciones en las que nos sintamos respetados y valorados.
Establecer relaciones en la que los límites se encuentren presentes es de vital importancia para proteger nuestra autoestima, nuestro valor personal, nuestro bienestar e individualidad, y por supuesto, nuestra salud mental.
Si no marcamos límites seguramente nos sintamos incómodos, inseguros y mal, llegando incluso a poder vernos sumergidos en relaciones tóxicas las cuales nos provoquen una gran inestabilidad emocional.
Hay que recordar que nadie es más que nadie, ya que todos poseemos, a priori, el mismo valor como persona, por el hecho de ser personas, todos somos iguales, pero así como nadie es más que nadie, cuidado, porque tampoco nadie es menos que nadie.
Saber lo que se quiere y saber llegar a ello, valorando el camino y el proceso que ello nos lleva, respetarlo y tener en cuenta el coste. Trabajar y cuidar la autoestima y el amor propio.
Los límites son líneas imaginarias que no deben ser sobrepasadas por ciertas personas, y nosotros debemos decidir que personas pueden rebasar esa barrera y cuáles no. No debemos dejar que otros vulneren nuestros derechos. No es aconsejable a nivel psicológico, para mantener una buena estabilidad emocional.
No cedamos nunca a que los demás controlen nuestro tiempo, nuestro espacio ni nuestras decisiones. Sintámonos dueños de nuestra vida, actuemos por nosotros mismos, seamos capaces de poder decir “no” cuando creamos conveniente y cuando algo nos resulte desagradable o nos moleste, confiemos en nuestro criterio y en nuestros argumentos. Tomemos decisiones por nosotros mismos y buscando siempre un beneficio para nosotros.
Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.