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¿Qué son las inseguridades?
La inseguridad se puede describir como un estado en el que la persona no es capaz de tener confianza en ella misma, entre otras cosas, por ejemplo, se puede notar como que no se llega a la meta marcada ni al objetivo y en consecuencia pensar que ello se debe a que, entre otras causas, no se está a altura de otras personas, por considerarse peor o inferior que otros.
La inseguridad emocional es una sensación de malestar provocada por la vulnerabilidad de la persona que lo sufre, es una especie de miedo que se genera ante lo que pueden pensar los demás acerca de nosotros, a no dar la talla, a no estar a la altura de los demás, etc., hay una tendencia a pensar que lo que transmitimos no es lo que los demás esperan o desean.
Estas inseguridades pueden estar asociadas a varios contextos, como el de las relaciones o el trabajo, y se dan en muchas situaciones a la que nos tenemos que enfrentar cada día. Puede ocurrir que en unos ambientes se manifieste esta inseguridad más que otros, o que en unos aspectos se den y en cambio en otros no. Aunque lo normal es que se suela dar en mayor o menor medida en la mayoría de los entornos de la vida.
También puede que estas vulnerabilidades estén vinculadas a verse únicamente en algunas etapas de la vida, y la evolución natural puede hacer que desaparezcan más adelante, con el desarrollo personal.
Las inseguridades en las relaciones de pareja
En este ámbito se suele dar muchas inseguridades en las relaciones, como por ejemplo celos, desconfianza, inferioridad, etc., sobre todo en los inicios de las primeras relaciones sentimentales. A veces suele coincidir con la adolescencia, etapa en la que la autoestima, autoconfianza y seguridad se encuentran en formación constante.
Iniciar una relación con alguien implica compartir la parte más privada e íntima que poseemos de nosotros para mostrársela a ese alguien especial, y eso es arriesgado y produce, en la mayoría de los casos algo de inseguridad, siendo lo normal que sea así. Pero cuando esa inseguridad es muy extrema y se da en unos niveles desproporcionados puede convertirse en un problema.
La pareja sana, debe contemplarse con seguridad, debe verse al otro como una persona con la que te puedes mostrar tal y como tú eres, ser tú mismo, hablar sin tapujos, estar tranquilo, compartir lo más privado, etc.
Las personas seguras de sí mismas y de su relación, comprenden que todos pasamos por diferentes etapas y estados, dentro de la trayectoria vital y de la evolución de las distintas parejas.
Las señales de inseguridad pueden manifestarse de muchas maneras: miedo, celos, sentimientos de inferioridad, entre otros. A veces las inseguridades en las relaciones se pueden mostrar al comienzo de una relación y en otras ocasiones pueden dar lugar cuando la relación lleve ya un tiempo consolidada, debido a una situación de infidelidad o distanciamiento en la pareja.
En los inicios de la relación, al conocer a alguien que te gusta, puede aparecer el miedo a no estar a altura, a quedar bien e integrarse en el ambiente de él/ella, a hacer cosas que no son del todo de tu agrado por contentarle, o, al contrario, a dejar de hacer ciertas cosas que te gustan, pero a tu pareja no del todo. Todas estas opciones suelen entrar dentro de la normalidad, si hablamos de las primeras relaciones y le sumamos la etapa de la adolescencia. Aunque a veces es frecuente encontrarnos con relaciones adultas, en la que los miembros ya han superado la adolescencia, y pueden mostrar inseguridades en las relaciones de varios tipos, debido a problemas no resueltos o alteraciones a nivel emocional en ellos mismos.
Es totalmente normal que al principio de conocer a alguien se quiera mostrar lo mejor de uno mismo y se intente ser lo más agradable posible, pero lo ideal es que, si existe una buena autoestima, se haga sin perder la individualidad e independencia, en su justa medida, y sin que entrañe un riesgo para la salud mental.
También se dan inseguridades cuando se termina una relación, y ésta ha sido tormentosa y tóxica o ha estado inundada de discusiones. En este caso puede ocurrir que la relación haya pasado por diferentes problemas y ha generado miedo e inseguridades en la persona, de manera que al finalizar ésta, se manifiestan síntomas de alerta a que vuelva a ocurrir, por ello puede existir miedo a las relaciones futuras y vulnerabilidad. Las secuelas y consecuencias negativas de esta experiencia pueden variar de intensidad dependiendo de las características de personalidad previas de la persona, a nivel individual.
Dependencia emocional
La dependencia emocional se da en personas que tienen la necesidad de dejar la responsabilidad de ciertas parcelas de su vida en manos de otras personas, por existir un temor a la separación con ciertas personas, dificultad para poder tomar decisiones de manera individual, miedo a cometer errores, etc. Así la autoestima, confianza y seguridad se valora más por lo que dicen los demás que por el criterio que uno posee sobre sí mismo.
La dependencia emocional sitúa a la persona, en este caso concreto del que hablamos, ocurre con la pareja, en una idealización irreal, de manera que se piensa que la figura de la pareja es perfecta y mejor que nosotros, y se hace todo lo posible para que esa persona esté a gusto y que así continúe siempre a nuestro lado.
Las personas con dependencia emocional apenas tienen tolerancia a la soledad, les produce mucho miedo el estar solos. Por ello intentan mantener a la pareja siempre feliz y contenta.
¿Por qué ocurre la inseguridad?
Las características de la persona juegan un papel clave, factores como la autoestima y el autoconocimiento, se suman junto a otros, y durante el desarrollo se va dando forma a la seguridad y confianza de una persona.
El ambiente, aprendizaje, estilo educativo y percepción de logros y fracasos se unen aportando cada uno una parte a esa seguridad.
Hay veces en las que estas inseguridades no han salido demasiado a la luz en la infancia y adolescencia, y es en el momento en el que se inicia una relación con alguien cuando se experimenta este abanico de vulnerabilidades y miedos relacionados con la propia persona y con la relación.
De entre las causas que provocan estas inseguridades, todas poseen una base común que son la baja autoestima y la baja confianza en uno mismo, la creencia de que se tienen pocas capacidades para afrontar las situaciones nuevas de las que no poseemos experiencia previa.
Señales de inseguridad
Una de las señales más notables de la inseguridad, es la búsqueda de control sobre la relación y sobre la otra persona. La necesidad de decidir lo que se hace juntos y como se hace, aporta poder y ello riega esa ausencia de seguridad, ofreciendo una falsa seguridad la cual no es nada sana a nivel mental.
El control sobre la pareja se muestra en controlar lo que hace ésta, como lo hace, con quien va, aceptar que vaya con unos amigos y no con otros, preguntarle dónde está cuando no están juntos, con quién está, a qué hora llegará, mirar sus redes sociales, etc.
Hay personas que poseen una necesidad de control y exigencia hacia sí mismos en un grado muy alto, y esta percepción de la persona se traslada a la pareja, de manera que se le exige el mismo nivel de control.
Una necesidad de control muy elevada puede estar indicando, además de inseguridad, problemas psicológicos, como obsesiones o trastornos de personalidad, puede ser una posible señal de inicio de un trastorno psicológico.
Ese control también puede ser una respuesta ante una posible sensación de amenaza, ante el miedo que se siente en general debido a esa inseguridad, para bajar ese nivel de peligro, la persona genera una situación en la que posea todo el control sobre la pareja.
Esta inseguridad puede darse cuando ya se establece la relación o en sus inicios, y también cuando ésta termina. Puede ocurrir que esos inicios de las primeras relaciones, la persona insegura sienta ganas de salir corriendo por no saber cómo gestionar ciertas situaciones a las que debe enfrentarse por primera vez, pueden sentir miedo a que te hagan daño y pánico a sentirse sólo y abandonado en caso de que le dejen.
La inseguridad en el amor también suele manifestarse de forma muy frecuente como celos, y estos celos no se suelen justificar, es decir, no existen motivos para que la persona insegura sienta este tipo de sentimiento, y eso es debido más a una percepción basada en la inseguridad que a una realidad.
Hay otras formas de que la inseguridad se muestre aparte del control y los celos, como, por ejemplo, la búsqueda contante de afecto y cariño, la necesidad de aprobación. Señales de demanda frecuentes a la pareja, como frases del tipo “dime que me quieres”, “necesito que siempre estés conmigo”, “si no haces eso por mí es que no me quieres”, son claros ejemplos, si se dan de forma constante, de un signo de inseguridad en la persona.
Estar pendiente de las demostraciones de afecto de tu pareja de forma excesiva o pidiéndolo de forma constante, es una señal de inseguridad. Es importante no confundir esta conducta como normal en su justa medida, ya que a todos nos gusta y nos resulta agradable que nos demuestren afecto y cariño, tanto la gente que queremos y en especial nuestra pareja. Pero si esto se transforma en una medición permanente y una comparación excesiva de los gestos, pidiendo verbalmente que se hable de ese amor y que se demuestre, es posible que se deba trabajar en la autoestima y confianza de dicha persona.
¿Cómo se pueden superar estas inseguridades?
Las personas seguras de ellas mismas y de sus relaciones, tienen confianza tanto en ellas como en su criterio, por tanto, si notan o perciben que la persona a la que están empezando a conocer y con la que están iniciando una relación, no les transmite toda la seguridad necesaria, tomarán una decisión, pero no se empeñarán en controlarlo para arreglar así la inseguridad.
Por lo general, las personas seguras, suelen elegir personas que le ayuden a fomentar dicha seguridad, que les ayude a crecer y a superarse, parejas que le apoyan y transmiten continuamente que se encuentran ahí para todo aquello que necesiten. Aun así, también puede ser que una persona segura sienta celos e inseguridades en las relaciones, lo que ocurre es que se darán en menor medida siempre, de manera que esos celos no llegarán nunca a controlarlas, si lo comparamos con una persona insegura de base, y siempre estarán basados en circunstancias reales que claramente provoquen dichas emociones.
Una evaluación psicológica que explore la base de dichas inseguridades y aplique un tratamiento de intervención para poder minimizar dichas conductas, así como dichos pensamientos, son la clave para poder trabajar este tipo de situaciones.
Técnicas y métodos para afrontar las inseguridades
1. Evitar compararse con los demás: la tendencia a compararnos con personas famosas y con personas de nuestro entorno que poseen cualidades más deseables que aquellas con las que nosotros contamos, como, por ejemplo, gente con más dinero, más guapa, que posee más conocimientos, más memoria, una casa mejor, etc., que las que nosotros tenemos, es una zancadilla a nosotros y a nuestra autoestima. Si nos comparamos, debemos ser objetivos, y siempre encontraremos personas con algunas cualidades mejores y peores, ten en cuenta ambas.
2. Atiende a tus fortalezas: todos poseemos debilidades y fortalezas, absolutamente todos, por eso si sólo miramos las debilidades nunca nos vamos a valorar lo suficiente, es importante aceptar éstas, pero también mirar las fortalezas. Una de las cosas que hacen muy bien las personas con poca seguridad y autoestima es recordarse continuamente aquello que se hace mal, y para contrarrestar esto, se debe mirar también aquello que se sabe hacer muy bien.
3. Experiencias pasadas exitosas: todos tenemos cosas que hemos hecho bien anteriormente, en nuestro pasado, si echamos la vista atrás y hacemos un repaso a nuestra historia podemos destacar aquellos logros.
4. Trabajar la autoestima: es fundamental para hacer frente a las inseguridades en las relaciones y miedos fortalecer y trabajar al máximo la autoestima, si ésta se encuentra fuerte se hará más difícil que los ataques de la vida y de los demás puedan derribarla. Nuestro auto diálogo junto a la gestión de las emociones es importante para poder mantenernos a flote y enfrentarnos a las adversidades, y a los malos pensamientos que nosotros mismos generamos.
5. Conductualmente: en cuanto al comportamiento, una buena manera de luchar contra esas conductas que te llevan a querer dominar a la otra persona, preguntando constantemente donde está y con quién, o cuándo llegará, llegando incluso a perseguirla, entre otras conductas extremas, es controlar ese comportamiento con distracciones de otro tipo, ir disminuyendo estas conductas obsesivas paulatinamente, trabajar los pensamientos que llevan a realizarla y ponerse a prueba enfrentándose a ellas.
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Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.