Problemas de pareja tras la llegada de los hijos

Problemas de pareja

El nacimiento de un hijo entraña un gran cambio para la madre y para el padre, a nivel individual, pero también para la pareja. Implica un restablecimiento de horarios, tareas, organización, prioridades, etc. Gestionar este gran cambio de forma adecuada es fundamental para que la pareja se adapte y comience con buen pie la etapa de crianza.

En este artículo vamos a hablar de los posibles problemas que pueden surgir en la pareja tras la llegada del bebé a casa y de cómo afrontarlos para que la relación no se vea dañada.

Lo primero es contextualizar la situación, ya que cada pareja tiene unos pilares y una dinámica, no todas deciden tener hijos partiendo desde el mismo punto, es más a veces ni lo deciden, cada una de ellas posee unas circunstancias que la rodean diferentes, y cada miembro de la pareja posee una capacidad de afrontamiento.

Está claro que ya sea con uno u otro matiz, la llegada de los hijos en cualquier pareja viene paralelamente cargada de ilusión, miedos, momentos buenos y malos, llantos, alegrías y emociones, entre otras muchas cosas.

Posibles problemas que pueden surgir

Son muchos los problemas que se pueden dar en la pareja y en la convivencia, tras la llegada del primer hijo. De todos ellos podemos destacar los siguientes:

Las prioridades cambian

Básicamente la prioridad ahora es el bebé, sobre todo por parte de la madre.  La relación de pareja y prácticamente todo lo demás pasa a un segundo plano, y a veces eso no es fácil de llevar. Para ambos padres hay un cambio grande, y ahora todo se centra en el peque, dejando a un lado a uno mismo y a la relación, de manera que todo se invierte en el nuevo miembro de la familia.

Suele ocurrir que el padre puede sentirse un poco desplazado por su pareja, ya que la madre se suele volcar en el pequeño y dejar no solo a la pareja en un segundo plano, sino al resto de áreas en pausa.

Ahora resulta difícil encontrar tiempo para las aficiones, el descanso, y como no, para coincidir en pareja, y es totalmente normal.

Debemos ser conscientes de que ante cualquier cambio es necesario que transcurra un periodo de adaptación, es imprescindible caminar ante la nueva situación despacio y encajando todas las novedades, siendo flexibles, agudizando nuestra capacidad de adaptación y tener la perspectiva de que esta nueva situación no es más que otro cambio al que nos enfrentamos en nuestra vida, así que alarmarse en exceso solo empeora que las piezas encajen de nuevo y que nos nublemos mentalmente.

Solo hay tiempo para el bebé

Ahora toda gira en torno al bebé y no queda apenas tiempo para uno mismo, para el tiempo libre del que antes se disfrutaba, para el ocio, etc. Al principio la adaptación puede ser complicada, y la forma de encarar el cambio es fundamental, no es lo mismo que una pareja con características más nerviosas y sin apenas ayuda familiar afronte este nuevo reto, que una pareja con más apoyo y ayuda, y con patrones de actuación más calmados.

Tener la experiencia de una pareja que ya haya pasado por esa situación nos servirá de referencia, así como cualquier tipo de recurso que podamos encontrar en internet o en libros, será de gran ayuda. Ahora es el momento de preguntar, de resolver dudas y de probar diferentes formas de hacer las cosas, y si es necesario, la consulta con un profesional que guíe la reorganización nunca estará de más.

Las relaciones sexuales disminuyen

Como todo el tiempo es para el bebé, a veces resulta difícil hasta sacar tiempo para cubrir las necesidades básicas, como el aseo, la alimentación y el sueño, y en lo referente a las relaciones sexuales se hace difícil coincidir y buscar el hueco para disfrutar del sexo con tu pareja.

La idea es volver a reconstruir todo nuestro mundo incluyendo los cuidados del bebé, así que solo se trata de agendar de nuevo las tareas y responsabilidades, por orden de urgencia o de importancia, e intentar dejar hueco para aquellas cosas que ahora mismo no se pueden considerar urgentes, pero si son necesarias para la vida de la pareja, como es el caso de las relaciones sexuales.

Es normal que la frecuencia y el deseo disminuyan, como muchas otras cosas, pero no hay que dejar que lleguen a desaparecer, ya que son un punto muy importante en la relación de cualquier pareja.

Depresión post parto

Algunas mujeres, tras el nacimiento de los hijos, pueden pasar por un estado muy delicado, debido al nuevo papel de responsabilidad que ahora pasan a tener y el desequilibrio hormonal que existe en su cuerpo. Una especie de tristeza y melancolía se apodera de ellas, y es lo que se conoce como depresión post parto. Para las madres el cambio suele ser más notable, y hasta en ocasiones pueden llegar a aparecer síntomas depresivos muy intensos, y si no se trata, puede desembocar en una depresión.

Todos estos factores pueden llegar a desencadenar una fuerte crisis y en problemas de pareja, ambos miembros están más estresados y a la defensiva, puede que, hasta más irritantes, y les cuesta aceptar la nueva situación. Hay que buscar alianzas, puntos de unión, ideas comunes para poder solucionar los problemas que vayan surgiendo, dar apoyo, decirle a la pareja que estamos aquí para lo que necesite, porque ahora estáis más unidos que nunca.

Crisis en la pareja

Todos los cambios que trae consigo el bebé pueden ocasionar una crisis y si no se gestiona de forma adecuada puede generar graves problemas a nivel de pareja. La adaptación a la nueva vida debe contemplar el cuidado y crianza del nuevo miembro de la familia, sin olvidar el cuidado básico y necesario de uno mismo y de las demás áreas de la vida, como son la pareja, la familia, el trabajo, los amigos, las aficiones, etc.

No es tarea fácil, y el periodo de adaptación es todo un aprendizaje, pedir consejo y ayuda, ya sea a familiares o amigos que hayan superado esta etapa, o a un profesional, enriquecerá nuestro bagaje y nos aportará una gran seguridad y confianza a nuestro criterio.

Claves para afrontar los problemas de pareja

Aceptación: el primer escalón para poder solucionar cualquier tipo de problema es aceptar que existe un problema, el negar la existencia de una crisis no lleva a solucionar nada. Ambos miembros de la pareja deben saber ver que hay algo que no funciona bien y acordar cual es el camino que se desea elegir. Hay que ponerse en marcha de la búsqueda de soluciones y evitar, mientras tanto, que el problema vaya a más.

Comunicación: ahora más que nunca la pareja debe tener toda la comunicación posible, y no de cualquier modo, deben hablarse de forma clara y cerciorándose de que el otro ha captado el mensaje y entiende lo que le queremos transmitir.

Identificación de problemas: descubrir el origen de los problemas ayuda a poder resolverlos de forma rápida. Si vemos que se avecina un problema afrontarlo a tiempo o antes de que vaya a más es un punto a tener en cuenta para que este no vaya a más o mejor aún, ni siquiera se dé.

Resolución de problemas: no hay que pretender llegar a una solución que sea totalmente beneficiosa, es decir, que no conlleve ninguna consecuencia negativa, y que solo genere aspectos positivos para ambos, ya que eso es difícil y seguramente no exista. Se deben plantear todas las opciones de soluciones posibles, y de ellas, elegir la que más beneficios posea de cara a la pareja, y de entre ellas, aquella que, a pesar de tener inconvenientes, se sepa cómo afrontarlos.

Nueva escala de prioridades: Ahora la prioridad ha cambiado por completo, pero una vez que los cambios se han estabilizado y la nueva rutina se ha interiorizado, hay que volver a ocuparse de todas las áreas que rodean al bebé. Retomar la vida social, centrarse en el trabajo, volver a practicar aficiones, etc. Y de cara a la pareja, hay que darle el valor que ésta necesita, ya que lo que suele ocurrir en estos casos es que hay un abandono del cuidado en general de la relación. Ambos miembros de la pareja deben ser conscientes de la adaptación que tienen que hacer y de la flexibilidad que deben poseer para que todo sea más fácil, la intimidad y el tiempo en pareja no deben perderse ni abandonarse.

Nuevo reparto de tareas y responsabilidades: el nuevo miembro de la familia absorbe la mayoría del tiempo, necesita atenciones constantes y mucha dedicación, pero hay que seguir compaginando la rutina que ya se tenía y unificarla con la nueva rutina que ha venido con el bebé. Aunque resulte complicado es cuestión de organizarse, de repartir tareas tanto para el papá como para la mamá, según la disponibilidad de tiempo que cada uno posea, y de buscar ayuda externa si es necesario, para poder atender a todas las demandas.

La buena gestión de todas estas responsabilidades hará que la pareja crezca y salga airosa antes las adversidades, es todo un aprendizaje para situaciones difíciles posteriores, y como no, un punto más hacia la fortaleza de la unión familiar. ¡Contacta!

Ángeles Mérida Psicóloga

Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.