Existe un problema para el reconocimiento de caras llamado prosopagnosia. Este problema consiste en la incapacidad de reconocer rostros familiares incluidos el de la persona que padece el problema. Se trata de una especie de agnosia facial. Se considera un trastorno neurológico muy grave.
La prosopagnosia es una incapacidad para identificar los rasgos faciales que nos hacen distinguir a una persona de otra. Se puede dar por tumores cerebrales que provocan un mal funcionamiento en las áreas encargadas de asociar los rasgos faciales, las cuales llevan a reconocer a las personas.
La persona que lo padece no se reconoce ni siquiera en foto, ni a ella misma ni a sus familiares más cercanos. Es como una especie de ceguera facial.
Índice
Síntomas de la prosopagnosia
Los síntomas más característicos de este trastorno son:
- ● Dificultad para reconocer rostros familiares y conocidos, incluidos el de uno mismo
- ● Incapacidad de sentir la familiaridad que proporciona un rostro conocido y cotidiano en nuestra vida
- ● Poca o nula discriminación ante rostros desconocidos
- ● Problemas para apreciar, reconocer e interpretar tanto expresiones como rasgos faciales
- ● Problemas para reconocer el rostro propio en fotografías o en el espejo
- ● No reconocimiento de elementos asociados con rasgos y expresiones faciales como pueden ser la raza, edad, sexo, etc.
Causas de la prosopagnosia
La causa más frecuente de que se de este trastorno es una lesión concreta en el hemisferio derecho, que es donde se ubica a nivel cerebral la zona encargada de reconocer rostros. Su alteración en la función hace que se padezcan problemas para el reconocimiento de rostros.
Normalmente se puede producir la prosopagnosia por la presión de un tumor o masa anormal, la cual haga que el funcionamiento en esta área se distorsione.
Los accidentes cerebrovasculares también suelen provocar lesiones de forma bilateral, y por tanto también se puede dar esta anomalía, entre otras.
Los traumatismos craneoencefálicos o ciertas infecciones que afectan al sistema nervioso pueden provocar también esta sintomatología descrita, aunque es menos frecuente.
Por último, también existen casos de esta enfermedad debido a causas congénitas, aunque es cierto que se han descrito muy pocos casos de este tipo, debido a estas causas y por lo general suelen acompañarse con dificultades para reconocer otros estímulos como colores o lugares.
¿Cómo saber si tengo prosopagnosia?
Es necesario realizar las pruebas pertinentes que confirmen este diagnóstico, de manos de un profesional capacitado para ello. En este caso la especialidad médica de Neurología es la encargada de este fin.
Una de las pruebas que se suelen utilizar para saber si existe o no este problema es el test de reconocimiento facial de Benton. Esta prueba consiste en emparejar caras en diferentes posturas, es decir, observando diferentes perspectivas y bajo diferentes tonos de iluminación.
Existen otras pruebas similares, como el test de 60 caras de Ekman, por citar alguna, que mide la capacidad para reconocer emociones a través de las distintas expresiones faciales.
A este síntoma nuclear, de no poder reconocer caras familiares, se le pueden añadir otros como ansiedad o depresión, baja autoestima, etc. Aunque los inconvenientes más notables son en el área social y familiar. Imagina no poder reconocer a tu tía o a tu primo, y tener que ir a visitarlos o acompañarlos en un evento, sentarte con ellos a tomar café y tener la sensación de hablar y estar con extraños.
Intervención psicológica
Ante la prosopagnosia es difícil intervenir. Las personas que lo padecen suelen acostumbrarse a ello, y normalizarlo tarde o temprano como parte de ellos y de sus vidas.
Psicológicamente se valorarán estrategias y técnicas de afrontamiento ante los síntomas, se trabajará la aceptación del diagnóstico, y se iniciará un programa compensatorio para poder reconocer a las personas del entorno de la persona afectada, mediante otros aspectos que no solo implique a la cara y a ciertos rasgos con los que la persona tenga dificultades. En referencia a este respecto, se ha utilizado en estudios de casos clínicos de prosopagnosia, desde la tendencia del color de la ropa que suele usar una persona, la manera de andar, el tono o timbre de voz, hasta algún carácter significativo y destacable que use de forma permanente como un pendiente o una pulsera.
Los familiares y amigos de la persona afectada pueden colaborar usando algo que ayude a su identificación como, por ejemplo, que vayan cuando vayan a ver a la persona con prosopagnosia, que llevan siempre un adorno o algo similar que les caracterice y les haga distinguirse del resto.
A día de hoy se sigue estudiando esta enfermedad, se siguen buscando sobre todo estrategias que logren compensar el déficit que padece la persona diagnosticada. La forma y color del pelo y las particularidades que se puedan poseer visiblemente en cada persona como son cicatrices y/o lunares son variables muy destacables en estos estudios de investigación, ya que han demostrado eficacia en el avance de los pacientes con dificultades para reconocer rostros.
Se puede entrenar a la persona con fotos de familiares y amigos, de manera que se vaya jugando a emparejarlas, o llevar fotografías de las diferentes personas y escribir notas detrás de estas para que ayuden a la identificación de las mismas.
Todas las posibilidades a probar con las personas con estas dificultades ayudarán a que puedan vivir una vida más plena y completa, a pesar de su déficit. Las técnicas para compensar el déficit suelen ser bastantes útiles. En cualquier caso la intervención terapéutica debe tener como objetivo principal ayudar a la persona a sentirse mejor y a emplear técnicas que le resulten factibles para poder identificar los rostros con los que convive.
Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.