¿Qué es la procrastinación?

procrastinación

La procrastinación se trata de aplazar de forma constante y automática las tareas. Se deja todo para más tarde por sistema. La pereza, la desgana u otra opción de actividad más atrayente hacen que elijamos hacer unas cosas y dejemos pendiente otras.

La palabra procrastinación significa aplazar o diferir. Aunque no sea demasiado conocida, todos conocemos la sensación de dejar algo para luego, y hasta en ocasiones de repetir este comportamiento con distintas tareas y también con la misma tarea.

La procrastinación ocurre en el trabajo, en la toma de decisiones, en la agenda que nos marcamos, en la planificación que hacemos mentalmente del día, en las rutinas, etc., y genera mucho estrés y frustración.

Una mala gestión del tiempo lleva a un desperdicio de éste, y ello a su vez, hace no solo que no seamos productivos, sino que aplacemos continuamente la iniciación de algunas tareas. Incluso a veces puede ocurrir que, si se llegue a iniciar una determinada tarea, pero no se llega a terminar, y se aplaza una vez iniciada.

¿Por qué se da la procrastinación?

Suele ocurrir cuando debemos hacer algo que no nos gusta o nos resulta tedioso. Algo que nos resulta demasiado complicado o pesado, cosa que puede ocurrir en un momento dado a todos, pero de forma general sacamos fuerzas y terminamos haciéndolo. Lo aplazamos durante un periodo temporal, o solo puede que aplacemos algunas de las tareas de todos los pendientes.

La procrastinación se da cuando tenemos cosas pendientes que no deseamos realizar, y optamos por aplazarlas, y hacer otras cosas que nos gusten más. Así se van acumulando tareas y obligaciones, hasta que se acumulan y se convierten en una gran montaña de pendientes.

Factores que lo desencadenan

Aunque le puede ocurrir en un momento dado a cualquier persona, hay algunos factores que pueden hacer que se manifieste este comportamiento de procrastinar en mayor medida.

Motivación

Tanto el exceso de motivación como un nivel bajo de la misma pueden llevar a poner en práctica la procrastinación. Si te encuentras frente a una tarea que no te gusta es normal que lo aplaces de forma continua hasta que te veas obligado a hacerlo si o si. Por el contrario, si se trata de algo que te encanta y te apasiona, es probable que apuntes muchas cosas relacionadas con ello y empieces muchas tareas relacionadas con el tema pero no llegues a terminar ninguna de ellas.

La motivación es buena, pero como otros aspectos, siempre que sea en su justa medida.

Tareas no urgentes

Encontrarnos frente a una tarea que no es imprescindible ni urgente, nos hace aplazarla hasta poco antes de la fecha límite. Apurando su realización hasta el último momento posible, es decir, hasta que ya se convierte en urgente.

Existen tareas que son necesarias hacer de inmediato, pero otras en cambio no. Cuando aquellas tareas que tenemos que hacer no son urgentes y no existe una imperiosa necesidad de hacerlas, o no tienen una fecha de entrega, se tiende a aplazarlas. Se suele decir “ya la haré, tengo tiempo”, de manera que visualizamos un ancho espacio entre ese momento y el momento en el que se deba entregar o poner fin, eso nos hace tener una percepción grande de margen para hacerla.

Exceso de trabajo

Tener mucho trabajo siempre es un hándicap para organizarlo adecuadamente. A más volumen de tareas más trabajo cuesta ordenarlo y llevar a cabo su realización. En ocasiones esto puede causar estrés y una sensación de agobio de no saber por dónde empezar.

Organización

El aspecto de la organización es importante y necesario para poder llevar un control, ayuda a anticipar el trabajo y la forma en la que se lleva a cabo dicho trabajo. Si establecemos el camino para conseguir finalmente algo, nos será más fácil conseguir el objetivo, ya que solo será necesario seguir los pasos.

Indecisión

La indecisión puede llevar a dudar entre hacer y no hacer, si somos personas indecisas nos costará más decidir por donde podemos empezar, y puede hacer que procrastinemos con más facilidad.

Autoestima

Algunos estudios relacionan la procrastinación con una baja autoestima. En general la autoestima es un aspecto recomendable a trabajar siempre, ya que actúa de protección frente a muchos peligros emocionales.

Estrategias y consejos para dejar de procrastinar

Lo ideal es normalizar que hay días en los que la pereza nos puede, y que existen tareas que no nos gustan demasiado hacer o que odiamos realizar, pero también hay estrategias para que esta procrastinación no se dé en exceso o al menos, no tenga lugar siempre que se muestren los indicios que anteceden al aplazamiento de la tarea.

Una de las estrategias que más funcionan en este tipo de casos, cuando se da la procrastinación, es desglosar la tarea en pequeños trozos, siempre en la medida en que se pueda, e ir realizándola poco a poco. Por ejemplo, si tenemos que hacer el cambio de ropa de verano a invierno, y cada día dedicamos un tiempo pequeño a ello se hará más fácil y menos tedioso, que si queremos empezar y terminarla por ejemplo en una tarde.

Hacer una lista de tareas organizándolas por orden de importancia es un buen guion para tener a la hora de planificar. Tener una visión general de todo lo que debemos realizar nos ayuda a hacer un esquema mental de cómo lo vamos a estructurar y a realizar.

Delegar de forma adecuada y en manos de alguien responsable y de confianza, puede restar carga de trabajo en aquellos momentos en los que nos vemos desbordados o en aquellos casos en los que hemos acumulado demasiado tareas, es decir, cuando hemos procrastinado en exceso.

Planificación y orden son dos aspectos fundamentales para empezar. Antes de empezar a realizar las tareas a lo loco y sin norte, es aconsejable dedicar un poco tiempo a planificar como se van a realizar y qué es necesario para poder llevar a cabo dicha tarea. Planificar el día y el tiempo es un punto clave para iniciar la realización de las diferentes tareas y que no se acumulen. Por otro lado, tener ordenado el ambiente en el que se trabaja siempre facilita su realización, por eso es conveniente tener limpio y organizado el espacio en el que se realiza el trabajo o la tarea. El entorno siempre ha de ser facilitador de la tarea, teniendo localizado los instrumentos y el material a necesitar, será más fácil llevar a cabo la tarea.

Intercalar tareas que resultan más difíciles y complicadas con otras vistas como más fáciles, ayuda a hacer aquellas cosas que tendemos a aplazar, de este modo, de alguna manera nos recompensamos, tras hacer algo más arduo sabemos que toca hacer algo más llevadero y liviano. Hacer pequeños descansos dentro de la realización de las tareas que menos te gusta, ayuda a dividir físicamente el tiempo y el esfuerzo empleado, por tanto, es una manera de despejarte y no obligarte a hacerlo todo sin terminar hasta que se finalice.

Trabaja el autocontrol ya que puede estar influyendo en que procrastines demasiado, debido a que exista un problema en la toma de decisiones, afrontamiento o gestión emocional, y se esté manifestando de ese modo.

Todos estos consejos te pueden ser de gran utilidad ante la llamada de la procrastinación, úsalos y comprueba tú mismo los resultados. Detectar el problema a tiempo nos dará margen para poder poner soluciones cuanto antes.

Ángeles Mérida Psicóloga

Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.