¿Qué es la responsabilidad afectiva?

Qué es la responsabilidad afectiva

Se llama responsabilidad afectiva al vínculo total y completo que mantenemos en una relación. Este vínculo no solamente hace referencia a las relaciones de pareja o de amistad, sino que se dirige a cualquier relación que mantengamos.

La responsabilidad afectiva implica la necesidad de hacernos cargo de nuestras relaciones, y con ello nos responsabilizamos de nuestro comportamiento dentro de estas relaciones, ya que provocan consecuencias en los demás.

El objetivo principal de la responsabilidad afectiva es no dañarnos a nosotros mismos ni a los demás, minimizando al máximo el posible prejuicio que se pueda causar.

Las relaciones que mantenemos con los demás implican cuidados, y del mismo modo nosotros debemos también cuidarnos dentro de esas relaciones. Por ello la responsabilidad afectiva también hace referencia a la relación que mantenemos con nosotros mismos.

Cómo podemos ser más responsables afectivamente

Evitar dañarnos a nosotros mismos y a los demás

A veces podemos encontrarnos en relaciones en las que por no hacer daño a la otra persona, podemos hacernos daño a nosotros mismos, forzando sentimientos y actitudes. Si esto se da, es una señal de que no estamos siendo responsables afectivamente.

Ser sincero pero poniéndonos en el lugar de la otra persona, ayuda evitar daños, esto quiere decir que seamos lo más asertivos posibles, tanto con nosotros como con los demás.

No pagar con los demás el daño que nos hicieron otros anteriormente

Si alguien nos ha dañado en el pasado no podemos atacar a todos los que se nos crucen por el camino, ya que estas nuevas personas que aparecen en nuestras vidas no tienen ningún tipo de relación con nuestro pasado, en principio, hasta que podamos ver lo contrario.

Aunque nos hagan recordar épocas dolorosas, no es sano etiquetar a aquellas personas que no nos han dado motivos para que pensemos mal de ellos, sino haremos que paguen  justos por pecadores.

Respetar los límites

Cada persona debe tener claro sus límites, así como los límites de otras personas, ya que estos marcan la estructura de los diferentes tipos de relaciones que tenemos, y de las características que distinguen a unas personas de otras. Aun así, existen unas reglas con respecto a este tema de tinte universal, que debemos respetar de cara a los demás con nuestro comportamiento y debemos dejar que los demás respeten con nosotros.

Practicar la empatía

En toda relación es importante ponerse en el lugar de los demás, pero sin olvidar nuestro lugar y nuestras necesidades.

Lo mejor es explicar de la forma más adecuadamente posible, lo que sentimos y pensamos, haciendo lo que creamos que es más aconsejable en cada momento. Escucharnos a nosotros mismos, cuidarnos y preocuparnos por tener todas las relaciones en el mejor estado posible, y esto implica incluir la relación con nosotros mismos.

Tener claro lo que queremos pero sin imponernos a toda costa

No podemos obligar a los demás a que sean como nosotros deseemos, no podemos obligarlos a cambiar si ellos no lo quieren así, o a que hagan algo que nosotros queremos que haga. Por eso lo ideal es aceptar a los demás como son y tener claro que modificaran, en la medida de lo posible, lo que les interese; eso junto con aceptarnos a nosotros mismos es algo fundamental para desarrollar al máximo la responsabilidad afectiva.

Flexibilidad

Estar abierto al cambio y aceptar de manera estoica las modificaciones que se nos presentan en contra de nuestra voluntad, es un rasgo de madurez emocional. Adaptarse a aquello que no se encuentra en nuestras manos modificar, hace que seamos flexibles y moldeables ante las situaciones, y evitará frustración notablemente.

Ser consecuente con nuestro comportamiento

Todo lo que hacemos confluye en algo, a veces ese algo puede ser bueno o malo, es más, en ocasiones para algunos puede resultar positivo y en cambio para otros negativo, por eso se debe tener en cuenta estas consecuencias de manera general y valorar el daño que puede llegar a causar, tanto a los demás como a nosotros, y decidir actuar o no sopesando los riesgos y los beneficios.

Coherencia y sentido común

Todos y cada uno de nosotros, de manera individual, debemos mantener una cierta coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Estos tres vértices han de estar enfocados en la misma dirección, por nuestra estabilidad emocional en mayor medida, pero también por la de los demás.

Cómo se trabaja la responsabilidad afectiva en terapia

En las consultas de psicología se suelen trabajar varios constructos al mismo tiempo, entendiendo un constructo como un concepto teórico abstracto como por ejemplo puede ser la autoestima  o la inteligencia emocional, ya que muchos de estos factores influyen en los otros y viceversa.

En las sesiones es importante planificar lo que se trabajará y la manera de hacerlo. Una vez definido esto se pueden plantear diferentes escenarios, como si de una especie de teatro se tratara, para poner en práctica las distintas herramientas explicadas y adquiridas en las sesiones psicológicas anteriores.

Otra manera de hacerlo es el acompañamiento de Psicólogo a lugares reales, en los que la persona que acude a terapia deba desenvolverse con responsabilidad afectiva, y una vez allí, el profesional observe e intervenga modificando actitudes cuando considere oportuno.

La responsabilidad afectiva está presente en los diferentes aspectos de la vida: en las relaciones personales y familiares, en el trabajo, en el plano de la amistad, etc., incluso con nosotros mismos.

Pensar antes de actuar, valorar cada situación y sus factores, decir lo que pensamos minimizando el posible daño que ello pueda causar, ser sinceros y honestos en la medida de lo posible, analizar y expresar nuestras emociones y sentimientos, y tener en cuenta las consecuencias de nuestro comportamiento, son aspectos muy destacados a trabajar y a interiorizar si queremos aumentar y controlar la responsabilidad afectiva, de entre otros muchos

Ángeles Mérida Psicóloga

Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.