Todos conocemos o hemos oído hablar del Síndrome de Tourette pero, ¿sabrías explicar lo que ocurre cuando tienes este síndrome? En este artículo podrás descubrir las causas y consecuencias así como las enfermedades relacionadas con el.
Índice
¿Qué es el síndrome de Tourette?
El Síndrome de Tourette se caracteriza principalmente por movimientos y sonidos repetitivos no controlables, lo que normalmente se conoce como tics. El síndrome de Gilles de la Tourette no es muy frecuente, pero se encuentra en la población, y los hombres tienen algo más de probabilidades de llegar a padecerlo, con respecto a las mujeres.
El parpadeo repetido, los sonidos raros y molestos breves, el verbalizar palabras ofensivas, etc., se pueden encuadrar dentro de este síndrome, siempre que se produzca de manera involuntaria.
No suelen tratarse, ya que no suelen entrañar una dificultad en la rutina de la persona diagnosticada, y estas suelen desarrollar estrategias propias para camuflarlos o hacer que pasen lo mas desapercibidos posibles.
Síntomas del síndrome de Tourette
Los síntomas pueden ser simples o algo más complejos. Los tics, por norma general suelen ser breves e intermitentes, y no interfieren de forma grave en la vida diaria de la persona. Aunque en ocasiones pueden iniciarse como simples y derivar a medida que transcurre el tiempo como algo más complejos. Es decir, pueden variar de leves a graves.
Los tics más frecuentes que se suelen dar en el Síndrome de Tourette son: parpadeo de ojos de forma repetitiva, sacudidas de la cabeza, encoger de hombros, movimientos de ojos repentinamente de izquierda a derecha y/ de arriba hacia abajo, retorcer la nariz, movimientos de boca a modo de gesticulación, resoplar, ladrar como un perro y/o imitar el sonido característico de otro animal, etc.
Los menos frecuentes, pueden ser de tipo más complejos, como por ejemplo inclinar el cuerpo de un lado a otro, hacer gestos obscenos, caminar siguiendo un patrón, saltar, repetir frases o palabras, gritar, insultar de forma compulsiva, aclarar la garganta, etc.
Todos estos tics pueden variar en intensidad y frecuencia, influyendo en la gravedad. También pueden empeorar si la persona se encuentra ansiosa, enferma, cansada, estresada, etc., es decir, las circunstancias pueden ser un factor importante en el desarrollo y evolución de los síntomas.
A veces pueden ocurrir durante el sueño, y así mismo pueden cambiar con el tiempo. Suelen manifestarse antes de la adolescencia, y también durante ésta, llegando incluso a empeorar en esa etapa. A veces en la edad adulta pueden llegar a mejorar.
Causas que pueden llegar a provocar el síndrome de Tourette
No podemos indicar una causa exacta y única que provoque el Síndrome de Tourette. Se trata de un trastorno complejo en el que se suman factores de muchos tipos, como son la herencia-genética, el ambiente, los neurotransmisores y su anormal funcionamiento, entre otros.
La dopamina es el neurotransmisor más estudiado como interviniente en los síntomas de este síndrome, ya que se trata de uno de los máximos encargados en la realización de los movimientos motores.
Antes de que se dé el tics o el movimiento involuntario, la persona puede experimentar una sensación corporal leve, similar a un cosquilleo, hormigueo o una tensión, como un impulso premonitorio que avisa de que se va a producir el tic. Tras realizarse el tic, la persona siente cierto alivio, pero sufre una gran frustración.
Hay personas que pretenden detener el tic, lo retienen, e intentar retrasarlo el mayor tiempo posible, por miedo a ser juzgadas o al sentimiento de vergüenza. Pero no siempre se consigue ocultar, y por supuesto se trata como hemos indicado anteriormente de algo involuntario, que se puede llegar a camuflar de alguna manera pero no se puede controlar su aparición.
Factores de riesgo para sufrir el síndrome de Tourette
Dentro de los factores de riesgo que podemos destacar en el Síndrome de Tourette se encuentran los antecedentes familiares, un déficit en la comunicación de neurotrasmisores cerebrales y el ser hombre.
Los antecedentes familiares juegan un papel genético muy importante, ya que si tenemos casos en la familia de estos síntomas, es probable, que nosotros podamos padecer algo similar ya que se encuentra escrito en nuestra historia genética. No por ello quiere decir que lo desarrollemos, pero sí que tenemos más probabilidades de padecerlo, si nos comparamos con alguien que no posea antecedentes familiares. No es necesario que los antecedentes sean de Síndrome de Tourette, ya que una historia familiar pasada de tics o de alteraciones motoras relacionadas con el sistema dopaminérgico, también puede estar relacionada.
Un mal funcionamiento en los neurotransmisores puede dar lugar a los síntomas descritos anteriormente, los cuales son característicos en el síndrome al que nos referimos. La dopamina es la encargada en mayor medida de las alteraciones en los movimientos motores, y una alteración en este sistema como por ejemplo como ocurre en la enfermedad de parkinson, puede provocar un mal funcionamiento en los mensajes y manifestarse en las acciones motoras involuntarias y repetitivas.
Muchos de los trastornos psicológicos se encuentran en mayor medida en las mujeres, en este caso, ocurre al contrario, el ser hombre eleva la probabilidad de padecer estos tics propios de Síndrome de Tourette.
Consecuencias de sufrir el síndrome de Tourette
En la mayoría de los casos, las personas diagnosticadas con Síndrome de Tourette no suelen tener complicaciones graves en su día a día, pudiendo llevar una vida normal. Muchas personas, como hemos mencionado anteriormente, no se encuentran diagnosticadas pero si manifiestan algún tipo de tics motor, con el que conviven dentro de la normalidad, tanto ellos como sus familiares.
Quizás lo más complicado se dé cuando el tic se deja ver en la infancia y/o en la adolescencia, por la vulnerabilidad de dichas etapas, y la consecuencia que puede tener en la autoestima la influencia de los demás, las burlas y el sentimiento de vergüenza que se puede llegar a tener. También puede conllevar a una dificultad de adaptación con las personas.
Ya de adultos, por lo general, los tics no suelen tener trasdencendia alguna, las personas más frecuentes con las que se rodea la persona afectada lo normalizan, así como las nuevas que se van conociendo.
Puede darse el caso de que ciertas personas lo lleguen a pasar mal, por ser ellos mismos los primeros que no logren darle normalidad al problema, y se vean más afectados de la cuenta emocionalmente, de manera que ellos mismos se impidan el desempeño de una vida diaria normal. En estos casos es importante trabajar a nivel emocional y destacar que la alteración motora se trata solamente de un aspecto negativo de cientos positivos que la persona posee.
Enfermedades relacionadas con el síndrome de Tourette
Existen enfermedades que suelen asociarse con el Síndrome de Tourette, como el Trastorno de déficit de atención (TDA), El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), El Trastorno del Espectro Autista, complicaciones en el ciclo vigilia-sueño, dolor crónico, depresión, ansiedad, etc.
Los expertos en medicina recomiendan que si se observan tics motores en niños acompañados de una conducta inusual, es necesario acudir a un médico lo antes posible para descartar o identificar cualquier tipo de diagnóstico es fundamental.
Así mismo cabe destacar que no todos los tics indican un Síndrome de Tourette, y que la mayoría de las manifestaciones de tics motores no entrañan alteraciones de algún tipo en la vida.
Déjate asesorar por Ángeles Mérida, psicóloga especializada
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Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.