Trastornos del control de impulsos: qué es, tipos, síntomas y causas

Trastornos del control de impulsos

¿Qué es el trastorno del control de impulsos?

Los trastornos del control de impulsos se caracterizan por la imposibilidad de resistirse a un impulso de naturaleza subjetiva, es decir, depende de la percepción de la persona que lo padece, y  que lleva a realizar  determinadas conductas. Estos impulsos pueden ser de distinta naturaleza, según el caso, y las conductas pueden ser de gran variabilidad.

El sujeto no puede resistirse al impulso o tentación de llevar a cabo dichas acciones, aunque entrañen algún posible peligro para él o para otros. La tendencia de la persona es a ejecutar las acciones demasiado rápido, de forma irreflexiva e irracional y la incapacidad para inhibir dichas acciones una vez que se ha puesto en marcha. No se valora el daño que esas conductas pueden causar, y si se tiene muy en cuenta la gratificación inmediata.

La sintomatología esencial que sienten las personas con trastorno del control de impulsos, consiste en el fracaso a la hora de resistirse al impulso, deseo o tentación de llevar a cabo algún acto que será dañino para la propia persona o para los demás. El daño puede ser causado tras la realización de la conducta, o puede manifestarse a largo plazo si la conducta se mantiene constante en el tiempo. El sujeto siente mucho placer y gratificación en el momento de realizar la conducta, pero en ocasiones, después puede haber sentimientos de pena y culpa.

En la vida cotidiana, en el día a día, es normal que las personas mostremos cierto grado de impulsividad en algunas situaciones, dejándonos llevar por nuestra parte más instintiva. Esto ocurre cuando nos enfrentamos a un peligro, y existe una urgencia por actuar, de manera que respondemos sin pensar, porque la parte emocional de nuestro cerebro toma el mando, y esto tiene lugar cuando el objetivo primordial es la supervivencia. Pero cuando existe un problema para controlar ciertos pensamientos, emociones y/o conductas, podemos hablar de un trastorno del control de impulsos.

Los pensamientos relacionados con este aspecto, se suelen denominar pensamientos intrusivos, son de tipo obsesivos y por eso, suelen entrar dentro de los trastornos obsesivos, y pertenecen al aspecto más cognitivo de la persona.

Tipos de trastornos del control de impulsos

Existen varios tipos de trastornos relacionados con la falta de control de impulsos, muchos de los más comunes se clasifican con nombres específicos, pero hay muchos otros que no tienen nombre concreto, como por ejemplo las compras compulsivas, la masturbación sin medida, conductas sexuales sin control, ingesta de comida descontrolada, etc., o que se incluyen dentro de las adicciones.

De entre los trastornos de control de impulsos más frecuentes podemos citar y definir los siguientes:

  • Trastorno explosivo intermitente: episodios de falta de control de impulsos agresivos, que suelen darse con manifestaciones de ira de intensidad alta y desproporcionada.
  • Cleptomanía: impulso resistente de robar objetos, ya sean de valor o no, y sin premeditación ni planeación previa.
  • Piromanía: fascinación por el fuego y satisfacción cuando se provoca, se realiza de forma premeditada.
  • Ludopatía: también denominada “juego patológico”, es la conducta de juego persistente y recurrente. De entre las consecuencias negativas que suele conllevar este trastorno se encuentran disfunción económica, social, personal y familiar
  • Tricotilomanía: falta de control de impulsos de tirarse del pelo hasta arrancarlo, llegando a provocar calvas.
  • Tricofagia: falta de control de impulsos de arrancarse el pelo, como ocurre en la tricotilomanía, pero además también de comérselo.
  • Dermatilomanía: urgencia compulsiva por rascar, excoriar y/o pellizcar la propia piel.
  • Onicofagia: consiste en comerse las uñas de forma compulsiva.
  • Dermatofagia: hábito compulsivo de morderse la piel alrededor de las uñas.

Además de éstos, existen otros problemas en los que se encuentra presente la falta de autocontrol, como hemos mencionado anteriormente, como es el caso de las adicciones. Según las características, una adicción puede entrar dentro de ambos criterios, o declinarse en una única categoría.

Trastorno de control de impulsos

¿Qué síntomas te pueden indicar que puedes estar teniendo un problema en el control de tus impulsos?

Si te identificas con una o más de algunas de las situaciones que citamos a continuación, puede que tengas problemas de autocontrol que puedan derivar en un trastorno de control de impulsos. Una conducta difícil de controlar que tenga lugar de forma aislada, puede que no suponga un problema, pero si los estímulos que la provocan se encuentran presentes de forma constante y la conducta incontrolable se da a menudo, puede causar graves consecuencias.

Las situaciones que te pueden poner alerta y te pueden estar avisando de que puedes tener un problema para controlar tus impulsos son:

  • Sientes una especie de tensión que va aumentando llegando a provocar un malestar importante a nivel emocional que te impulsa a poner en práctica ciertas conductas, aún sabiendo que son o pueden ser dañinas.
  • Sueles experimentar sentimientos de culpa, vergüenza y remordimiento tras realizar las conductas impulsivas.
  • Actúas de manera impulsiva, sin reflexionar sobre las consecuencias de lo que ocurrirá después tras tomar las decisiones y actuar.
  • No logras controlar tu conducta tras muchos intentos y sigues repitiendo el patrón de realizar la conducta a pesar de que eres consciente de que no tiene ningún fin u objetivo productivo, o de que puede ser o es perjudicial.
  • Tiendes a la búsqueda de tu satisfacción inmediata a pesar de saber que lo que te lleva a ello puede ser un comportamiento que trunca tus planes futuros.

Causas del trastorno de control de impulsos

Las causas en este tipo de problemas se suelen conjugar en varios bloques, como son factores biológicos, sociales y personales, como siempre que hablamos de trastornos psicológicos. La falta de asertividad, un déficit en la regulación emocional, problemas en los reforzadores a largo plazo, intolerancia a la frustración, y por supuesto baja inhibición de las conductas problemáticas, son factores que pueden influir en el desarrollo de este tipo de trastornos.

Las conductas impulsivas como las que se dan en este tipo de trastornos suelen estar relacionadas con un mal funcionamiento en las funciones ejecutivas, así como con un déficit tanto en la planificación e inhibición de respuestas, aspecto que está regulado en los seres humanos por los lóbulos prefontales.

Según algunos estudios, existe relación entre la falta de autocontrol y los trastornos de personalidad, se indica en ellos que los aspectos personales y sociales juegan un papel muy importante en la aparición de este tipo de problemas, de hecho, las situaciones que producen un nivel de estrés considerado pueden impulsar la aparición de estas conductas problemáticas o trastornos psicológicos. Por otra parte las conductas que implican cierto riesgo, dentro de los trastornos de control de impulsos, como en el caso de la piromanía o cleptomanía, se relacionan con un déficit en las conexiones subcorticales y ello explica la búsqueda de conductas de riesgo por parte de la persona que lo padece.

Este tipo de problemas suele iniciarse en la infancia o adolescencia, y van unido a estilos educativos autoritarios o demasiados permisivos. También se relacionan este tipo de conductas impulsivas con personas que han sufrido abusos, ya que esto puede hacerles más vulnerables a estar expuestos a estos trastornos.

El mecanismo que se explica en la falta de autocontrol se retroalimenta, de manera que la persona experimenta tensión interna la cual hace sentir malestar, de forma automática, y ésta siente el impulso irremediable de realizar una conducta que le hará sentir aliviado a corto plazo, y por tanto hará que la sensación de ansiedad aminore, y tras esta secuencia, surgen sentimientos de culpa y recriminación, y es ahí donde de nuevo surge el estrés y la ansiedad, volviendo al inicio del círculo vicioso.

Consecuencias de la falta de control

Existen complicaciones derivadas de esta falta de control de impulsos como pueden ser el abuso de alcohol y otras sustancias, depresión, sentimientos de culpa, estrés, ansiedad, conflictos familiares, dificultades en las relaciones sociales, conductas autolesivas, problemas laborales, dificultades económicas, baja autoestima, poca o negativa autovaloración, problemas con la justicia, etc. Y por supuesto una sensación de pérdida de control de uno mismo y un desequilibrio en la voluntad intensos.

En salud mental, los síntomas de los diferentes trastornos se solapan, y lo normal es que tener un diagnóstico de trastorno psicológico de pie a tener otros trastornos de salud mental, o como mínimo de lugar a otros síntomas. Por esta razón no es nada sorprendente que las personas con un diagnóstico de trastorno de control de impulsos convivan con otro tipo de trastornos psicológicos, o más, como pueden ser trastornos depresivos, bipolar, de ansiedad, de conducta, etc.

Tratamiento del trastorno de control de impulsos

Uno de los objetivos principales a marcar en este tipo de tratamientos es el control de los síntomas. Ya que por sí solo el sujeto no es capaz de controlar bajo su voluntad los comportamientos impulsivos.

El tratamiento farmacológico, bajo prescripción médica, es una forma rápida de ver una mejoría en el control de las conductas de las personas con este tipo de problemas. Los fármacos que aumentan los niveles serotoninérgicos y aquellos que disminuyen el funcionamiento dopaminérgico se han visto muy eficaces.

Existen técnicas como el EMDR y la hipnosis, que actúan más a nivel inconsciente, y que han resultado ser efectivas. El tratamiento psicológico a nivel cognitivo ayuda a trabajar la parte frontal encargada de regular estas situaciones, trabajando en ella, la persona puede llegar a reprogramar el funcionamiento de las estructuras encargadas de manejar la voluntad para elegir hacer una conducta o no en cada momento.

El aprendizaje y práctica de técnicas de relajación son imprescindibles para disminuir la ansiedad manifestada cuando el círculo se inicia.

La parte comportamental es importante trabajarla ya que este trastorno tiene una manifestación conductual notable, y para ello las técnicas conductuales suelen funcionar muy bien. Detectar las primeras señales para poder manejar la situación con éxito, atajándola lo antes posible, y dominar los pensamientos impulsivos que te llevan a realizar la conducta introduciendo la reflexibilidad, es lo ideal para controlar los síntomas.

Tener un mayor autocontrol y desarrollar pensamientos con más carga reflexiva y funcional, ayudará a poder contener conductas y equilibrar las posibles creencias disfuncionales presentes en la impulsividad. Gestionar los conflictos emocionales y los sentimientos de culpa…. Recuperar el control sobre ti mismo

Si notas una falta de autocontrol en tu comportamiento y tomas decisiones sin valorar las consecuencias, por lo que después te arrepientes, y a la vez, te presenta una dificultad gestionar tu mundo emocional, puede que tengas un trastorno en el control de impulsos, y necesites tratarlo, el no hacerlo puede causar daño tanto a ti como a las personas de tu alrededor. Un tratamiento adecuado puede ayudarte

Dado que vivimos en sociedad, donde debemos de atender a nuestras necesidades y a la de los demás, no controlarte te hará daño a ti y a las personas de tu entorno. Afortunadamente, el autocontrol es una habilidad que se puede desarrollar con el tratamiento adecuado.

Ángeles Mérida Psicóloga

Licenciada en psicología por la Universidad de Málaga y amplia experiencia profesional. Especializada en terapia de parejas y otras áreas de psicología para adultos, niños y adolescentes. Número de colegiada AO10397.